martes, 26 de agosto de 2014

Ejercicio para medir la felicidad personal con coaching

Jugando a un juego de mesa en el que una persona debía adivinar la puntuación que otra persona le daba a su vida, surgió una polémica: ¿basándose en qué pondría esa puntuación? Yo sugerí que el criterio para puntuar era la felicidad; es decir, una persona muy feliz con su vida debería poner una puntuación cercana al 10 y una menos feliz más cercana al 5 o incluso al 0. Pero la amiga mía a la que le tocaba responder opinaba que dicha puntuación debería basarse en los objetivos alcanzados en la vida y que eso no era lo mismo que felicidad.

Independientemente de si la definición de la felicidad corresponde al cien por ciento con el hecho de alcanzar los objetivos que cada persona se pone en la vida, vale la pena reflexionar sobre lo que cada persona respondería ante semejante pregunta.

Para ello, haremos bien en recordar que cada persona desempeña varios roles en su vida. Una persona puede ser padre/madre, hijo/hija, pareja, amigo, colaborador en un proyecto o trabajo, jefe de alguien, subordinado de alguien o miembro de una comunidad / sociedad / agrupación al mismo tiempo. Cada uno de estos roles es independiente de los demás en términos de satisfacción si bien, todos los roles están relacionados los unos con los otros. Difícilmente un empleado "infeliz" llegará a casa, después de un día terrible de trabajo, en la mejor actitud para desempeñar su rol de padre o de pareja lo mejor que puede.

Por esa razón, te invito a realizar el siguiente ejercicio:

1. Encuentra los principales roles que desempeñas en tu vida actual. Quizá aparezcan roles en tu mente que desempeñaste hace tiempo pero que han ido perdiendo vigencia para ti. Intenta concentrarte en los que representen mejor tu vida actual.

2. Valora en una escala del 1 al 10 tu satisfacción en cada uno de ellos. Para ello, sigue el consejo de mi amiga: piensa en los objetivos que has alcanzado en ese rol. Además, plantéate los objetivos que quieras alcanzar a corto o medio plazo. Te recomiendo que dejes el largo plazo para otro momento.

3. Detecta aquellos roles en los cuales tengas una puntuación más baja. Los tres más bajos, por ejemplo.

4. Hazte las siguientes preguntas para cada uno de esos roles:

¿A qué se debe que me haya puntuado de esa manera?
¿Qué es lo que quiero en cada uno de esos roles para sentirme mejor?
¿Qué estoy haciendo para lograr eso que quiero?
¿Qué me ha servido en el pasado?
¿Qué me ha dejado de servir?
¿Qué habilidad o recurso necesito adquirir para lograr eso que quiero?
¿En quiénes me puedo apoyar?
¿Cómo puedo estar entorpeciendo mis esfuerzos por lograr lo que quiero?
¿Qué tengo que dejar de hacer para lograr lo que quiero?
¿Qué sería un primer paso para lograrlo?
¿Cuándo y dónde voy a dar ese primer paso?

5. Anota recordatorios de esos TRES primeros pasos en un lugar visible para ti y ponles fecha.

6. En un mes, vuélvete a hacer el ejercicio de puntuación de tu vida.

¿Cómo ha cambiado el resultado?



4 comentarios:

  1. Me impresiona que un tema tan complejo y subjetivo como la felicidad pueda ser abordado en forma tan práctica y directa y que con ese abordaje, podamos desmenuzar elementos siempre difíciles de identificar, para aterrizar en planteamientos concretos que nos llevan a cambiar el rumbo de lo que hacemos.

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  2. Como bien dices, la felicidad es un complejo muy grande para entender y solo desmenuzándolo es posible actuar sobre él. Eso quiere decir, al mismo tiempo, que está en nuestras manos el sentirnos mejor y eso es siempre gratificante.

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  3. Otra manera de medir esto que llamamos la felicidad podría ser el nivel de desarrollo de las diferentes áreas de nuestra vida: como el área personal, el profesional, el campo de la creatividad, el cultural, la salud, el contacto con la naturaleza y lo espiritual. Intentaría medir por niveles de desarrollo cada una de estas áreas del mapa e intentaría ver si está equilibrado.
    Esto puede ser compatible con la idea de que la felicidad a veces no es equivalente al desarrollo o la realización personal de uno mismo, sino puede abarcar algo más. Por ejemplo, hay personas que no pueden ser felices viendo las desgracias ajenas o que no pueden serlo mientras siga habiendo guerras. Del mismo modo, hay personas que aunque hayan alcanzado sus objetivos en la vida no están contentas con los resultados, es decir, se habían propuesto llegar a desarrollar profesiones pero cuando han llegado a hacerlo no se han sentido satisfechos, las expectativas eran distintas a lo que ellos se esperaban. En estos casos yo creo que lo que ocurre no es que no puedan llegar a ser felices, sino que su felicidad no responde a ningún objetivo personal ni resultado esperado, y que más bien lo hace a una especie de estado en el que se encuentran personalmente, y más allá también en armonía con su entorno. En él, efectivamente, tienen un papel determinado, lo ejercen y tienen respuesta, no sólo una, sino múltiples respuestas, que les retroalimentan, les estimulan, les plantean otros problemas, a su vez ellos aportan diferentes cosas a los demás, y viven… y se dan cuenta de sus límites, y los demás le ayudan a aceptarlos, y desean el bien de los demás, y se olvidan un poco de sus objetivos personales porque sus intereses también se centran en los demás, en su entorno, en unos valores compartidos.

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  4. @bella ciao: Gracias por tu aportación. Creo que lo que tú planteas no está reñido en absoluto con lo que aquí hablamos. Me explico: si a una persona le hace feliz "el centrarse en los demás" (proporcionándoles su ayuda), entonces ése será precisamente uno de sus objetivos: ser capaz de ayudarle a los demás. Es decir, los objetivos no tienen por qué estar centrados en uno mismo. De la misma manera, si tú eres feliz, por ejemplo, conociendo a cierto tipo de personas (sin un objetivo aparente), seguramente estarás conociendo a aquellas personas que estás buscando (probablemente sin darte cuenta). En la medida en la que te hagas consciente de que disfrutas de eso, podrás plantearte el objetivo de hacer actividades en las que tengas oportunidad de conocer o convivir con ese tipo de personas.

    En resumen, propongo dos pasos para trabajar en nuestra felicidad: hacernos conscientes de aquellas cosas que aportan a nuestra "felicidad" (lo que nos hace sentir valiosos, nos da placer, nos compromete, etc.) y actuar en consecuencia de acuerdo al "nivel de aporte de felicidad" de las mismas.

    En cuanto a la imposibilidad de ser felices mientras se tenga conciencia de que hay injusticias en el mundo, te recomiendo que leas esta entrada: http://reaprendiendo-coaching-formacion.blogspot.com.es/search?q=c%C3%ADrculo+de+influencia.

    ¡Un saludo!
    Luis Alberto

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