sábado, 3 de diciembre de 2016

El arte de usar preguntas para pasar de vendedor a asesor profesional


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Aprovechando que estoy en proceso de concluir un ciclo de formaciones para un importante operador de telefonía móvil en el cual estamos perfeccionando el proceso de venta de una nueva familia de productos, me gustaría plantear algunas reflexiones sobre cómo la filosofía del coaching puede ayudar a un vendedor a pasar de ser un vendedor medio(cre) a ser un asesor profesional (que vende mucho más).

A la mayoría de las personas les parecerá muy común (y muy adecuada) la siguiente conversación:

- Hola, quería ver si podía mejorar mis tarifas de móvil e Internet.
+ Pues estás en el lugar correcto. Tenemos unas tarifas nuevas que seguro que te interesan. ¿Qué tienes ahora mismo?
- Pues tengo X Gb de datos al mes, XX minutos incluidos, XX Mbps de Internet (ADSL) y televisión gratis. Me gustaría al menos conservar las mismas prestaciones pero ahorrar algo.
+ Hombre, nosotros no podemos ofrecerte TV pero seguro que no ves ni un 10% de los canales que te dan.
- Tal vez, pero quiero seguir teniendo TV.
+ ¿Pero para qué, si ahora te puedes contratar lo que quieras por Internet?
- Pues sí, pero quiero tenerlo incluido para no tener que buscarme la vida.
+ Que no, hazme caso. Eso ya pasó a la historia...

Llegado este punto o el cliente deja el tema de la TV por la insistencia del comercial y se conforma con lo que éste le quiera ofrecer o se enfada y termina la venta.

¿Qué otra forma habría de conducir la venta desde la filosofía del coaching? En casi todas las ventas, los clientes tienen una general idea de lo que necesitan, pero en muchas ocasiones no tienen la idea muy clara. Desde el coaching, la herramienta fundamental, como siempre, es la pregunta, por lo que otra versión de la conversación anterior podría ser:


- Hola, quería ver si podía mejorar mis tarifas de móvil e Internet.
+ Pues estás en el lugar correcto. Tenemos unas tarifas nuevas que seguro que te interesan. ¿Qué tienes ahora mismo?
- Pues tengo X Gb de datos al mes, XX minutos incluidos, XX Mbps de Internet (ADSL) y televisión gratis. Me gustaría al menos conservar las mismas prestaciones pero ahorrar algo.
+ De acuerdo. ¿Y cómo sería tu paquete ideal? ¿Te están llegando los datos a fin de mes? ¿Y los minutos? ¿Qué estás viendo en tu TV? ¿El resto de la familia, qué necesidades tiene? ¿Cómo te va la velocidad de descarga que tienes? ¿Subes mucha información a la nube? ¿La estás pudiendo subir rápidamente?
- Ahora que lo mencionas, estoy sincronizando mis carpetas con la nube permanentemente pero tardo mucho en conseguir que se suba todo...por lo general se queda a medias y siempre voy atrasado en eso. También es verdad que se me quedan cortos los datos de vez en cuando en mi línea móvil. En cuanto a la TV, está bien tener Netflix en el decodificador pero es lo único que veo.
+ Estupendo, entonces necesitas más velocidad de subida, mejor plan de datos y una buena conexión para poder ver Netflix sin interrupciones. ¿Es así?
- Exactamente.
+ Pues tenemos un producto que te puede cuadrar porque ofrece muchos datos, Internet con velocidad simétrica para que puedas tener gran velocidad de descarga y así ver bien Netflix y también subir rápido para poder sincronizar tu información en la nube de una sentada. ¿Te la cuento?

¿Notas la diferencia? En la primera conversación el comercial se mantuvo en su realidad operativa y quiso arrastrar al cliente hacia ella, a como diera lugar. En la segunda, el asesor se centró en las necesidades del cliente y ayudó a su cliente a que precisara exactamente en qué aspectos podía ayudarle a tener mejor resueltas sus necesidades, de paso salvando el escollo de no poder ofrecer TV, pero sí una solución para las necesidades de TV de su cliente.

Las preguntas utilizadas durante el proceso comercial del ejemplo tuvieron varios beneficios obvios:

- Mantener la el flujo de información transparente, veraz y libre de manipulaciones.
- Ayudar al cliente a que se diera cuenta por sí mismo de la brecha entre lo que realmente necesitaba y lo que tenía actualmente.
- Ayudar al comercial a ver de forma clara en qué aspectos podía ayudar al cliente a lograr su objetivo.
- Reducir la sensación de que el vendedor adopta la postura de "yo sé más que tú y sé lo que te conviene" que tantas veces enfada a los clientes.

De igual manera, las preguntas nos pueden ayudar a gestionar objeciones del cliente. He aquí algunos ejemplos:

- No me interesa el producto.
+ ¿Qué es lo que no te cuadra? ¿Te puedo dar información extra sobre algún aspecto?

- Es caro el producto / no puedo pagar tanto.
+ ¿Es caro comparado con qué? ¿qué prestaciones  del servicio incluye la oferta de menor precio? ¿qué presupuesto tenías en mente? ¿cuánto cuesta todo lo que quieres por separado? ¿estamos comparando manzanas con manzanas?

- No quiero compromisos.
+ ¿Cuánto llevas con tu operador actual? ¿para poder ofrecerte el mejor precio estarías dispuesto a quedarte un cierto tiempo siempre que te vaya bien el producto?

- La competencia me funciona muy bien.
+ Ya veo que tienes conocimiento de lo que hay en el mercado ¿te gustaría tener el panorama completo? ¿qué es lo que más te gusta de lo que hay en el mercado? ¿cómo te cuadra lo que te he contado?

Y a ti ¿cómo te gusta que te vendan / vender a tus clientes?



viernes, 7 de octubre de 2016

Los motivadores: botones en el tablero de control de las personas

Ahora que mi pequeño de casi 11 meses ocupa gran parte de mi vida, me resulta muy interesante comprobar que incluso desde las más tiernas edades, las personas estamos ya preparadas con un tablero de control lleno de "botones de colores" que, al apretarlos, vemos efectos inmediatos.

Si a Gael (mi niño) le muestro su biberón a horas a las que sé que tiene hambre, lo busca con desesperación. Si hago sonar la leche dentro del biberón, se vuelve loco. Si le muestro un juguete nuevo, capto su atención por unos instantes y le dan ganas de tener ese juguete para morderlo, tocarlo y conocerlo mejor. Si aparezco en la guardería después de 8 horas que lleva ahí, quiere venir a mi lo más rápido posible. Son tres ejemplos de motivadores.

El término motivación tiene su raíz muy clara en el latín "motoris" (que mueve) y eso es exactamente lo que le pasa a Gael. Ciertos "motivadores" lo mueven a hacer cosas. Si a los casi 11 meses eso es tan evidente, lo sigue siendo en resto de nuestras vidas. Lo único que cambia es la complejidad de esos "tableros de control" que se llenan de más y más "botones de colores".

La mayoría de nosotros ni siquiera somos conscientes de la configuración y tamaño de esos tableros que nos mueven. Y eso es (al menos en parte) lo que en ocasiones nos lleva a estar "desmotivados" ante alguna situación concreta. El trabajo de un coachee (un cliente de coaching) es encontrar mediante ejercicios de "self-coaching" o la ayuda de un coach, esos botones para activar su interés y acciones hacia los objetivos que se ha propuesto.

Pero veamos ejemplos más adultos. ¿Qué me motiva a mi a escribir este blog? Al hacer un ejercicio de reflexión, me doy cuenta de que hay varios botones:

- Mi necesidad intelectual de explicarme a mi mismo y a las demás personas el por qué de las cosas que observo.
- Mi deseo de ser útil a quienes me leen.
- Mi deseo de crearme una "marca personal" en aquello a lo que me dedico profesionalmente.
- Mi deseo de ejercer como coach, formador, consultor.

Hay unos cuantos botones ahí presentes. Ahora veamos un ejercicio. Piensa en algo en lo que te sientas particularmente "sin motivación". Ahora hazte las siguientes preguntas y respóndelas con sinceridad:

- ¿Qué objetivo persigo en esa situación? / ¿qué quiero concretamente que suceda?
- ¿A qué se debe que ese objetivo sea relevante para mi? / ¿en qué radica la importancia de ese objetivo para mi?
- Si es un objetivo relevante, ¿qué haría falta que yo haga para ayudar a que se cumpla ese objetivo? ¿qué puedo hacer directa o indirectamente para ello?
- ¿Qué efectos de colaboración tendrían mis acciones en los demás? ¿a quién le vendrían bien mis acciones?
- ¿Cómo me voy a sentir yo en términos de satisfacción personal / profesional cuando haya llevado a cabo las acciones?
- ¿Qué posibles beneficios a algún grupo de personas tendrán mis acciones?
- ¿Qué posible reconocimiento recibirían mis acciones?
- ¿Qué nivel de interés para mi tienen esas acciones? ¿y alguna otra acción relacionada?
- ¿Cómo podría disfrutar más de esas acciones? ¿qué puedo cambiar en mi forma usual de hacer las cosas?
- ¿Cómo podría "gamificar" mis acciones? (convertirlas en un juego)
- ¿Con quién podría compartir mis acciones?
- ¿Qué apoyos lograría con mis acciones?
- ¿A largo plazo, qué me sería más fácil si llevo a cabo estas acciones?

¡Éxito en tu auto descubrimiento de tu tablero de control!


lunes, 22 de febrero de 2016

Los dos ingredientes de la felicidad: haz tu propia mezcla

Esta mañana me encontré con un artículo donde sugieren varios "consejos" para "mantenerse feliz" según varios psicólogos, entre los cuales están el meditar, disfrutar del entorno natural, las actividades culturales, invertir dinero en los demás y el voluntariado, adicionalmente a tener una actitud y una visión general ante la vida "positiva" donde se agradezca y disfrute de lo que se tiene en la vida. El artículo completo se puede consultar aquí.

Pero el tema de la felicidad es lo suficientemente amplio como para admitir esa y mchas otras interpretaciones, como por ejemplo la que yo mismo sugerí en este otro post. Una aproximación de las que me parecen más completas es la que hizo Punset en su serie de libros "Viaje a..." (el amor, la felicidad). Este post va de mi lectura (mi interpretación) de esas obras. Según entiendo, la felicidad (en pareja y a nivel individual) se da en gran medida - y contrario a lo que ofrecen en el primer artículo del que hablé donde dicen que tiene un componente genético - en función de dos cosas: 1) el placer momentáneo (o "rueda hedónica" como lo llaman otros) y 2) los proyectos de vida a medio y largo plazo.

La "rueda hedónica", desde un punto de vista matemático, funciona como una función impulso donde la felicidad es muy intensa por un tiempo muy limitado pero desaparece casi tan rápido como aparece y nos devuelve al mismo nivel de felicidad que teníamos antes (pensemos en una comida deliciosa, el placer de comprar algo, beber un buen vino, etc.). Gráficamente sería algo así:


Sin embargo, los proyectos dejan una felicidad mucho más permanente, de la cual nos sentimos orgullosos a largo plazo  (pensemos en conseguir correr un maratón, conseguir hablar un idioma extranjero, aprender alguna habilidad informática, construir un hogar, etc.). El gráfico de felicidad en este caso sería algo así:



Si seguimos por el lenguaje matemático, tendríamos que :

Condición necesaria para ser feliz = sumatoria infinita de momentos placenteros fugaces.

Es la condición necesaria porque sin ella, no puede sembrarse la felicidad. Es decir, sin placeres no hay felicidad. Pero los placeres no son universales. Lo que para uno algo es un placer, para otro puede resultar un tormento. Entonces esta sumatoria de momentos placenteros se plantea como aquellos momentos que, a nivel personal, dan satisfacción fugaz.

Por otro lado:

Condición suficiente para ser feliz = sumatoria de aquellos proyectos de vida que proporcionan satisfacción duradera y sentido de trascendencia.

Esta es la condición suficiente porque sin ella, los placeres de la "rueda hedónica" se disipan en el tiempo y la sensación de propósito en la vida es muy frágil.


La fórmula de la felicidad propuesta entonces, es la sumatoria de momentos placenteros fugaces más la sumatoria de proyectos de vida trascendentes y continuados.


La combinación de ambos componentes de la felicidad se ve de esta manera gráfica (mucho más interesante que ambos gráficos anteriores porque tiene tanto cimas como pequeños descensos, pero siempre hay una tendencia ascendente):


Esta es una fórmula que no solo tiene incrementos duraderos sino también ese punto de grandes momentos puntuales.

Ahora bien, desde el coaching, ¿cómo podemos facilitar que la gente busque ambos componentes de la felicidad? A continuación, propongo algunas preguntas y ejercicios:

Para poner en marcha la "rueda hedónica" y/o encontrar ideas de proyectos que vayan en consonancia con los principios valores y fortalezas individuales:

- ¿En qué situaciones sientes "las pilas recargadas"?
- ¿Qué cosas de las que haces te hacen sentir particularmente feliz?

- ¿Qué te sale bien y fácil?
- ¿Qué harías todo el tiempo si pudieras?
- ¿En dónde te gustaría jubilarte y por qué?
- ¿Qué super poderes le dirías a un niño pequeño que tienes para explicarle tus cualidades? ¿en qué las usarías si pudieras?
- ¿Qué personaje histórico te gustaría conocer y de qué hablarías con él/ella?
- ¿A qué te dedicarías si te sacaras la lotería?
- ¿Qué ONG pondrías si tuvieras oportunidad?
- ¿A qué invitarías a tus amigos para el día más divertido del mundo?


- Si lo que tienes ahora no te gusta ¿cómo crees que debería ser?
- ¿Qué te gustaría que pasara hoy que no esté pasando? 
- ¿Habría algo que de tener más / menos marcaría alguna diferencia en tu vida? 
- ¿Qué estás soportando o tolerando actualmente que no te haga feliz? 
- ¿Qué te pondría una sonrisa en la cara? 
- ¿Qué te gustaría que dijera tu epitafio? 

 Para encontrar respuestas al por qué no has emprendido esos proyectos:


- ¿Desde hace cuánto vienes pensando hacer eso que te encanta? 
- ¿Qué pasaría si lo hicieras? 
- ¿Qué pasa si no lo haces? 
- ¿Qué te hace falta para estar listo? 
- ¿Qué tienes que dejar de hacer para poder ponerte con eso? 
- ¿Qué te acercaría al inicio de eso que querrías hacer? 
- Seamos fatalistas, ¿qué es lo peor que podría pasar? 
- ¿Qué sería lo mejor de lograrlo? 
- ¿Qué sería lo peor de no lograrlo? 

¡Felices ejercicios!

jueves, 11 de febrero de 2016

¿Cómo poner "tu granito de arena" para contribuir con un mejor futuro?

Esta tarde me encontré con un resumen de lo hablado en el foro de Davos respecto a los riesgos mundiales de cara al 2016 y no hay grandes sorpresas: pérdida de biodiversidad, la crisis del agua, el caos climático, la crisis energética y la inmigración involuntaria. Pero en el resumen que leí, el cual se puede consultar aquí, plantea algunas reflexiones muy interesantes:

1. La palabra favorita durante el informe de Davos ya no es "crecimiento" sino "resiliencia". En tercer y cuarto lugar tenemos "sostenibilidad" e "inequidad" y el quinto puesto lo tiene "límites".

2. Uno de los conceptos más interesantes de los que se habla en el resumen, es la disparidad que hay entre las opiniones de los líderes y las líderes, así como en el grupo de edad de menores de 30 y mayores de 30. Los autores del documento atribuyen esas diferencias de opinión a la mayor empatía tanto de mujeres como de menores de 30 por pertenecer ambos grupos a los menos favorecidos en el orden socioeconómico actual. Además, se hace notar la sobrerepresentación de un perfil muy concreto en estas cuestiones: los hombres mayores empresarios y economistas. De esa manera, las conclusiones de un foro tan importante se ven claramente condicionadas por el perfil de los protagonistas.

3. La tercera gran conclusión es que varios de esos problemas se realimentan entre sí. Y el "tratamiento" que se les da por los líderes actuales (no empáticos en su mayoría), más que solventarlos, consiste en adaptarnos a dichos problemas.

Desde el coaching, nos interesan particularmente aquellos conceptos en los que podemos trabajar con miras a un mejor futuro. Hagamos un análisis causa - efecto sobre las palabras clave del foro (mencionadas arriba) para ver en dónde se pueden concentrar los esfuerzos mediante el coaching:



 Algunas relaciones que podemos encontrar en estos conceptos son:

a. Deseamos un crecimiento compartido solidariamente para que todos - y ya no solo un ínfimo porcentaje de la población - tengamos más y mejores recursos  (crecimiento+equidad). Llamemos a este tipo de crecimiento "crecimiento solidario".
b. El crecimiento solidario también debe darse, de la mano de una mayor responsabilidad por el medio ambiente para poder subsistir, es decir, adaptándonos y evitando el colapso (crecimiento solidario+sostenibilidad). A esto podemos llamarlo "crecimiento solidario y responsable".
c. Adicionalmente, nos encontramos que estamos acabando con varios de los recursos de los que disponíamos tradicionalmente y que estamos pagando un alto precio por ello. Por tanto, es necesario sacar "fuerzas de flaqueza" para sobrevivir y adaptarnos. A esto lo llamaremos "crecimiento solidario y responsable mediante la resiliencia" (crecimiento solidario y responsable+límites+resiliencia).

Ahora la pregunta: ¿qué características tiene una persona que puede promover ese tipo de crecimiento?

- La primera de ellas nos fue facilitada por el autor del artículo de Davos: la empatía para poder ponerse en los zapatos de todos los involucrados en los esfuerzos (y no solo los privilegiados).
- La segunda es la responsabilidad, entendida como la "habilidad" de escoger la "respuesta" que damos al entorno. Esta habilidad es, en la práctica, lo que conocemos también como proactividad.
- Por último, una persona / organización resiliente, se fortalece de las experiencias complicadas. Para ello, no se me ocurre una competencia más importante que el aprendizaje.

Así, podríamos reformular el diagrama de espina de pescado de esta manera:




Y para completar la idea, faltaría saber cómo podemos ejercitar las tres competencias centrales  todas las personas que estamos interesadas en colaborar con la consecución del objetivo. Para ello, tenemos algunos ejercicios de proactividad como este o este, empatía y aprendizaje.

¿Y tú, cómo te planteas colaborar?


viernes, 5 de febrero de 2016

La toma de conciencia de los riesgos con ayuda del juego (ejemplo de gamificación)

Hace un rato vi un vídeo donde utilizaban una ingeniosa estrategia para educación al volante: el objetivo era crear conciencia en los conductores noveles de los riesgos de enviar textos con el móvil durante la conducción. El ingenioso recurso del que se echó mano fue el examen práctico para poder recibir el carnet de conducción. Y la estrategia fue simple: se les comunicó a los aspirantes que como nuevo requerimiento para poder tener el carnet, era necesario que fueran capaces de enviar textos mientras conducían. Y tuvieron que intentarlo en realidad durante sus exámenes (con el examinador abordo y todo). Como es lógico, vivieron en carne propia los sustos propios de tan arriesgada actividad. Y el objetivo quedó alcanzado en el cien por ciento de los casos.

Esta forma de educar viene a reforzar varias teorías que pondré en práctica en cuanto mi hijo tenga edad suficiente, pero que ya se están probando en formaciones con adultos en temas como la prevención de riesgos laborales. La premisa es tanto simple como poderosa: que las personas en formación se pregunten por sí mismas las consecuencias de sus actos antes de llevarlos a cabo y, en todo caso, que se preparen para contrarrestar los riesgos.

Para ello, desde el coaching, existen (como siempre) preguntas que nos pueden ayudar a reflexionar al respecto. Algunas de ellas son:

Cuando haces eso...
¿qué podría pasarte?
¿qué otras personas pueden estar afectadas?
¿qué podría pasarles?
resumiendo ¿qué consecuencias puede haber?
¿cuánto impacto pueden tener esas consecuencias?
¿cómo de probable es que sucedan esas consecuencias?
¿considerando todo, cómo de grande es el riesgo?
¿qué podrías hacer para evitar el riesgo? ¿si no se puede evitar, como se puede mitigar?

Y para hacerlo más ilustrativo y entretenido, se pueden introducir juegos al esfuerzo educativo. Es lo que en formación se llama ahora "gamificación" o "gamification". De hecho, el ejemplo del vídeo es una especie de juego en circunstancias relativamente controladas (porque va el examinador de copiloto).

Otro ejemplo de gamificación en este sentido es:

1. Generar ideas para crear mecanismos que aseguren el uso adecuado del equipo de protección / los dispositivos de protección y que sean parte del proceso (en japonés poka-yokes).
2. Generar ideas para saltarse esos mecanismos o darles la vuelta de alguna forma.
3. Plantear contramedidas para que los mecanismos no permitan continuar con el proceso en caso de que se les quiera dar la vuelta o saltar.

Para este ejemplo de gamificación hay formatos más o menos serios que van desde el 6x6 (equipos de 6 personas van planteando ideas en hojas divididas en 6 y después las van mejorando, para posteriormente intercambiarlas con otro equipo que entrega sus propias ideas y puntúa las mejores del equipo rival) hasta juegos con legos u otros materiales equivalentes.

Sumando las dos estrategias (reflexión mediante preguntas primero y juego para asegurarse de la prevención después) tenemos una poderoso esfuerzo de toma de conciencia.

¿Cómo podrías tú aplicar estas estrategias para tus objetivos?



viernes, 29 de enero de 2016

Reflexiones de padre: ¿quién está al volante durante tus procesos de cambio?


Hoy por la mañana vi un video en una red social donde unas chicas mexicanas se organizaban para responder a situaciones en las que eran acosadas verbalmente por hombres en la calle. Su idea de respuesta era hacer visible el acto del acoso poniéndose a cantarle canciones (con altavoces y todo) a sus acosadores y apuntándoles con pistolas de confeti. Tenga la efectividad que tenga esa manera de actuar de ellas, lo que me quedó grabado fue la frase con la que acaba el video: "Tenemos claro que no vamos a cambiar al mundo. Pero ciertamente hemos cambiado nuestro mundo". En esa frase se resume el objetivo central de cualquier proceso de coaching -- cambiar nuestro propio mundo.

Y hablando de cambio, acabo de encontrar unos documentos relacionados con la gestión del cambio que me recordaron varias cosas que he estado reflexionando desde que me convertí en padre hace algunos meses.

Si alguien me pregunta qué tal llevo lo de ser padre, mi respuesta suele ir por los derroteros de: "Los primeros meses son los más duros. Y ya no es por que los niños vienen sin manual de instrucciones, sino que nosotros (los adultos, los padres) no tenemos un manual de instrucciones que nos indique cómo gestionar un cambio tan brutal como el que se da cuando tienes un hijo". Y es que, entre otros cambios, los que más me han abrumado son los que tienen que ver con la total pérdida de la estructura que se tenía hasta ese momento -- desde las horas de sueño, pasando por los momentos de tranquilidad personal (comidas, siestas, práctica de deportes, etc.), hasta la misma vida en pareja.

De tal forma, me he propuesto echar mano de algunas herramientas de coaching para ayudarme a gestionar los cambios. He aquí un resumen de las principales:

1. Dimensionar el cambio: Existen tres variables que le dan una dimensión mayor o menor a un cambio desde mi punto de vista: el impacto por evento (medido en tiempo, dinero, etc.), la frecuencia con la que suceden los eventos relacionados con el cambio y el esfuerzo que hay que emplear en encauzarlo. Para hacer más visual la combinación de estas variables, sugiero un modelo tridimensional:




En este "mapa" de la dimensión del cambio he puesto por colores los cuatro tipos de cambio según las posibles combinaciones: verde para los cambios de poca envergadura, amarillo para los cambios de envergadura media-baja, naranja para cambios de envergadura media-alta y rojo para los cambios de gran envergadura.

2. Encontrar la actitud en la que nos encontramos respecto al cambio. Con actitud me refiero a cuál de los círculos concéntricos del diagrama es desde donde contemplamos el cambio.



La zona de confort, se caracteriza por que tenemos control sobre casi todo lo que sucede. Es decir que sabemos con un alto grado de confianza lo que puede pasar en todo momento, conocemos cómo controlar las variables y lo hemos hecho en el pasado. La zona de pánico es todo lo contrario: la mayor parte de las cosas que pueden pasar son un misterio para nosotros, no tenemos ni idea de cómo controlar los acontecimientos y nunca nos hemos enfrentado a algo parecido. Por último, la zona de desarrollo es la evolución de la zona de confort: sucede cuando salimos de ésta para explorar y vamos preparados habiendo hecho una previsión de lo que podría pasar, llevamos planes de acción de acuerdo a los distintos escenarios y vamos listos para aprender.

3. "Mapear" nuestra conducta con respecto al cambio (lo que estamos haciendo). A diferencia de la actitud, aquí estamos realmente actuando. Y actuamos de manera consistente de las siguientes maneras:


En la resistencia, la gente desea e incluso intenta con todas sus fuerzas (invariablemente sin resultado) que las cosas vuelvan a ser como antes. La fase de observación se distingue por reflexionar sobre lo que ha pasado y, sobre todo, lo que se viene. La complacencia conlleva un ligero incremento de actividad sin convencimiento de que se puede tener control sobre el cambio. Finalmente la aceptación es aquel hito en el que la gente asume que las cosas son de otra manera y actúa en consecuencia.

Pongamos ahora ejemplos concretos de los pasos que he dado para integrar en mi vida el cambio que representa ser padre:

1. Dimensionar el cambio: Impacto enorme tanto en tiempo como en dinero como en estilo de vida, etc. La frecuencia es absoluta porque es un cambio continuo y no eventual. Y el esfuerzo que conlleva en encauzar el cambio es muy grande también por lo que comentaba antes en este post (la reorganización total de los tiempos y movimientos). Nos encontramos claramente ante un cambio de gran envergadura (zona roja).

2. Ubicarme en actitud respecto al cambio: Hay varios factores que intervienen en la actitud que se tiene respecto a un cambio, pero uno de los más importantes es el origen del mismo. No es lo mismo encajar un cambio proveniente de fuera (externo e impuesto) que un cambio impulsado desde el convencimiento propio (como fue en mi caso). Mi preparación para este cambio se dio desde el principio: leí todo lo que pude sobre el embarazo y el puerperio, asistí a talleres de preparación y preparé condiciones en casa, entre otras cosas. Podría decir que he estado en la zona de desarrollo la mayor parte con algunas visitas eventuales a la zona de pánico y cada vez me encuentro más cerca de la nueva zona de confort.

3. Mis conductas respecto al cambio (una vez dado), han sido desde la observación, pasando por la complacencia y llegando a la aceptación paulatinamente. He logrado vencer la tentación de la resistencia cuando me he engañado (y luego desengañado) a mi mismo queriéndome autoconvencer de que podría seguir haciendo cosas de mi estilo de vida anterior (por ejemplo dedicar el mismo tiempo a mis hobbies). Finalmente como veo las cosas es que esta es una etapa única en la vida en la cual estoy invirtiendo la mayoría de mi tiempo en cuidar y desarrollar a una persona. Por ahora las opciones de desarrollo son todavía limitadas por la edad, pero es un reto que me apetece mucho.

Así, el esquema de mi cambio personal. ¿Y cómo queda el tuyo?