sábado, 24 de marzo de 2012

Ejercicio de self-coaching para modificar nuestro lenguaje hacia los objetivos

Noche vieja. Empiezan a sonar las doce campanadas y conforme nos vamos comiendo las uvas, vamos pensando en propósitos para este año nuevo: ser más saludables, mejorar nuestro entorno laboral, ampliar nuestro círculo social, mejorar nuestra calidad de vida, conocer más el mundo... y la lista continúa.

Lo que sucede durante los siguientes doce meses suele ser una combinación de las siguientes frases:

- "Nunca tengo tiempo", "siempre me pasa que...", "todas las ocasiones...", "nadie me apoya", etc.
- "Tengo que cuidar a mis hijos", "tengo mucho trabajo", "tengo que hacer las labores domésticas", etc.
- "No es correcto dejar la casa sin hacer", "está mal que los gimnasios cobren tanto", "no hay quien pueda con estas circunstancias", etc.
- "La dieta no sirve para nada", "hacer ejercicio no da resultados", "el jefe no va a entender", etc.
- "No se me da bien", "soy perezoso/a", "comparado con ellos/as no soy tan bueno/a", etc.

¿Cuál será el resultado de la manifestación de este tipo de lenguaje?

Podemos entonces hacer el siguiente ejercicio donde mencionamos el mismo objetivo pero rodeado de un lenguaje distinto:

1. Escribe cinco objetivos del tipo de los que sueles posponer (cuanto mejor definidos, tanto mejor), que empiecen por la frase que has dicho originalmente (cualquiera de las de arriba, p. ej. "nunca tengo tiempo para...").
2. A continuación de cada objetivo, contéstate a la pregunta ¿para qué (quiero alcanzar ese objetivo)? Si no te quedas a gusto con la primera respuesta, vuélvete a preguntar ¿para qué? sucesivamente hasta que te quedes satisfecho/a.
3. Sustituye la parte del objetivo que incluye la frase original ("nunca tengo tiempo para...") por la frase "decido".
4. Lee el resultado que has obtenido de cada uno de los cinco objetivos. ¿Cómo te sientes con él ahora? El resultado debería incluir las partes "decido" + tu objetivo + "para...(razón)".
5. Trázate un plan de acción respondiendo a las preguntas ¿qué me impide hacerlo? ¿y si...? ¿cómo lo voy a hacer? ¿cuándo lo voy a hacer? ¿dónde lo voy a hacer?.

Un ejemplo del ejercicio en el contexto de este blog, sería:

1. Nunca puedo dedicarle a mi blog el tiempo que hace falta para tener una producción de dos entradas a la semana.
2. Quiero tener una producción de dos entradas a la semana para darme a conocer como coach en el mercado y para debatir ideas sobre coaching.
3. Decido tener una producción de dos entradas en este blog a la semana para darme a conocer como coach en el mercado y para debatir ideas sobre coaching.
4. El resultado de la frase de arriba me aclara el propósito y tira de mi para alcanzarlo.
5. Los impedimentos suelen ser distractores como el teléfono y el e-mail. Si pospusiera esas actividades durante 45 minutos y me concentrara en escribir mi entrada del blog, podría lograr concentrarme. Voy a escribir entradas de mi blog todos los martes y jueves a primera hora de la mañana y si no puedo el miércoles o el viernes igualmente a primera hora de la mañana desde mi ordenador de trabajo. Los temas a tratar serán los que hayan sido más importantes en mi semana.



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