miércoles, 28 de marzo de 2012

El valor de los valores y principios de efectividad en el Coaching

Aunque el Coaching es una forma de encarar la vida en su forma más pura, donde cada persona se hace consciente de lo que quiere y lo que tiene para luego asumir una responsabilidad sobre las opciones que tiene y lo que hará para alcanzar sus objetivos, existen una infinidad de ramificaciones sobre el enfoque de cómo hacer Coaching.

Algunos piensan, por ejemplo, que trabajar sobre el lenguaje del coachee (el cliente de coaching) es lo fundamental, otros piensan que los paradigmas del coachee son los más importantes y otros más piensan que el adversario interior es el centro de actuación durante el proceso. Uno de los enfoques actuales habla de que el cambio se origina desde los valores más altos y su base es muy simple: los valores son la materia prima de la visión o fin último de una persona u organización. A partir de ahí, todo desciende en cascada hasta las acciones más concretas. El proceso sigue un esquema como el que se muestra:



Así, los valores son la materia prima para todo el proceso de coaching. Los pasos de un proceso de Coaching basado en valores son:

1. Descrubir los valores o propósito de la persona / organización. Este primer paso es fundamental porque permite descubrir aquellos ideales que mejor están sirviendo en la actualidad al coachee (principios de efectividad, por ejemplo).
2. Proyectarlos en un sueño o visión.
3. Diseñar ese sueño en términos reales mediante objetivos y metas.
4. Trazar la ruta para llegar al destino mediante planes concretos de acción.

Algunos coaches llaman a este proceso indagación apreciativa. Veamos entonces un proceso mediante el cual podemos ayudarnos a nosotros mismos a encontrar esos valores o principios de efectividad personal:

1. Recuerda un momento en el que te hayas sentido particularmente ilusionado por haber sido capaz de lograr un triunfo importante, ya sea en el trabajo, en una organización, en familia o en cualquier otro ámbito. ¿Qué provocó que tuvieras esa sensación? ¿cómo era tu entorno y qué compartías con esas personas? ¿qué emociones predominaban en ese momento? Anota tus respuestas.
2. De cara a tus siguientes objetivos, ¿en qué valores de los que has descubierto te puedes apoyar? ¿en qué principios efectivos?
3. Por último, aterriza y confirma esos valores y principios mediante las siguientes preguntas: ¿te encantan? ¿son cosas que practicas cada que tienes la oportunidad? ¿son cosas que te salen bien y fácil? ¿si piensas en eso, te carga las pilas? ¿son cosas admirables?

Los siguientes pasos, ya sea mediante un proceso de coaching o autocoaching, son enfocar tus objetivos hacia esos valores y aprovechar los principios efectivos que has descubierto para apoyarte en ellos.

Por último, veamos una lista de valores genéricos que muchas personas y organizaciones tienen: familia, respeto por sí mismos, generosidad, competitividad, reconocimiento, sabiduría, amistad, justicia, espiritualidad, afecto, salud, lealtad, cooperación, responsabilidad, cultura, aventura, fama, armonía interior, logro, participación, organización, bienestar, seguridad, creatividad, placer, sexo, libertad, poder, paz, integridad, desarrollo, trabajo satisfactorio, evolución, honestidad...

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